Generalmente al hablar de entrenamiento de la propiocepción pensamos en el tren inferior, en la prevención de esguinces, o rehabilitación post lesiones de rodilla por ejemplo mediante el uso de plataformas inestables como Pielaster.
No obstante la propiocepción abarca el conjunto de información que nos llega de todo el cuerpo, su posición relativa y la información que recibimos del entorno desde nuestro interior.
Ojos cerrados
Con los ojos cerrados percibimos lo que no es tridimensional, accedemos al mundo interno, discriminamos el conjunto de las percepciones, de las cuales la visión generalmente capta la mayor cantidad de información, potenciando las sensaciones internas.
El hecho de cerrar los ojos estimula la calidad de las percepciones más sutiles, entre las cuales está la propiocepción.
Una manera de entrenar es mediante el uso de una máscara, que posibilita mantener los ojos cerrados sin tensión.
La imagen que ilustra este artículo muestra la importancia del sentir con tanta riqueza de estímulos como es el estar en medio acuático, manejando una herramienta, el remo, desplazándote en el espacio y en conjunto. Además con la necesidad de sincronía!
Es muy importante el entrenamiento de la propiocepción, no solo para prevenir lesiones o en fases de recuperación, también como parte de entrenamiento de pretemporada o en días en los que no haya mucha carga de trabajo.
Cualidades que nos ayudan a arañar segundos al reloj o a limar milímetros de precisión.
La adaptación y el diseño de los ejercicios propioceptivos a cada deporte específico es tarea donde la creatividad se puede poner en juego por parte de entrenadores y preparadores físicos.